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Espuma: Agente Extintor de líquidos combustibles e inflamables

Espuma: Agente Extintor de líquidos combustibles e inflamables

Analizamos es este artículo las principales características de la espuma, su alta eficacia y las diferentes aplicaciones que posee como agente extintor de fuegos originados por líquidos combustibles e inflamables

La espuma empleada en la Protección Contra Incendios es un agente extintor formado por un conjunto de burbujas llenas de aire y generadas a partir de una solución acuosa con un agente espumante, denominado espumógeno.

Las espumas de Protección Contra Incendios se clasifican en Espumas de Alta Expansión, Espumas de Media Expansión y Espumas de Baja Expansión en función de su capacidad de generar de mayor a menor volumen de espuma, a partir de un volumen determinado de mezcla espumante. Esta relación de expansión está vinculada con el tamaño de la burbuja generada.

Para poder entender la eficacia de la espuma en la extinción de fuegos en los líquidos inflamables y combustibles, debemos primero conocerlos.  Denominamos líquidos inflamables a aquellos cuyo punto de inflamación es menor de 37,8ºC (<100ºF) y líquidos combustibles a los que su punto de inflamación sea superior a 37,8ºC y menor de 93.3ºC (100ºF < P. Inflamación < 200ºF)

Algunos ejemplos de estos líquidos son el acetaldehído, dietiléter, gasolina, metanol, acetona, etanol, diésel, queroseno, barniz, esmaltes, pinturas, fueloil, gasóleo para barcos, etc.

Estos líquidos combustibles e inflamables tienen normalmente una densidad menor que la del agua, motivo por el que, en caso de utilizar agua para su extinción, estos líquidos inflamables y combustibles “flotarían” encima del agua.

Otra característica de los líquidos inflamables y combustibles es que generan vapores no visibles e inflamables y cuya acumulación puede resultar explosiva.

Debido a estas particularidades, la eficacia de la utilización de Espuma de Protección Contra Incendios para la extinción de líquidos inflamables y combustibles se basa por una parte en que, al ser un conjunto de burbujas, su densidad es menor que la de estos líquidos, y “flotará” sobre ellos, creando una capa que impide el contacto del líquido con el oxígeno existente en el aire, y sofocando el incendio. Además, esa capa de espuma sellará la superficie del líquido, impidiendo la liberación de gases inflamables que podría provocar una reignición.

Señalización de depósito de líquidos combustibles e inflamables 
Señalización de depósito de líquidos combustibles e inflamables

Finalmente, la espuma al ser un agente extintor con base agua, tiene también la capacidad de absorber calor, y refrigerar.

Cuando se trabaja con líquidos inflamables y combustibles, debe prestarse especial atención a aquellos que sean solventes polares, es decir, miscibles en agua, tipo alcohol, ya que éstos pueden combinarse con las moléculas de agua que conforman las burbujas y debilitarlas, provocando que se rompan y no se genere la espuma o resulte defectuosa. En estas ocasiones debe emplearse espumógenos especiales denominados AR del inglés “Alcohol Resistant” que impiden que los líquidos combustibles e inflamables se incorporen a las burbujas de espuma, manteniendo la integridad de la burbuja.

Dada la variedad de líquidos inflamables y combustibles, así como la complejidad que conlleva su control en caso de incendios, recomendamos siempre consultar con profesionales especialistas cualificados.

Santiago de Dios Suárez es Ingeniero Consultor especialista en Seguridad Contra Incendios y responsable del Departamento de Ingeniería de Iberext