Conocido y respetado por los profesionales de la seguridad contra incendios, José Luis Pérez Real es uno de los mayores valedores del buen desarrollo de la actividad del sector a través de su activa gestión en la dirección de AMPIMEX, la Asociación Madrileña de Empresas Mantenedoras de Extintores y Equipos y Sistemas de Prevención y Protección Contra Incendios.
José Luis es un divulgador nato de nuevos procedimientos, exigencias técnicas y cambios normativos que afectan al sector, así como del fomento de una conducta ética tanto de los profesionales como de las empresas mediante sus numerosas publicaciones. No en vano José Luis es licenciado en Derecho, Económicas y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid. Desde la adaptación a la difícil e insólita situación que vivió el sector en la pandemia Covid, hasta los últimos cambios normativos que exigen una constante innovación por parte de las empresas mantenedoras de sistemas contra incendios, la asociación AMPIMEX debe en parte su prestigio y protagonismo en los últimos años a la incansable actividad de José Luis Pérez Real.
Si algo caracteriza a José Luis Pérez Real es la vehemencia a la hora de marcar el camino a seguir tanto en obligaciones como en derechos y recomendaciones de los profesionales de la protección contra incendios, siempre en beneficio del usuario final, verdadero protagonista de la PCI. José Luis posee una visión certera sobre la realidad del sector y pone en el punto de mira los necesarios cambios que afectan al desarrollo de las empresas mantenedoras de sistemas contra incendios.
Respetado por todos y considerado como pieza fundamental en el mundo de la seguridad, inició su vida profesional hace ya treinta años, abriendo despacho legal como abogado colegiado, especializándose en asuntos de seguridad y calidad industrial, llegando a ser reconocido experto en reglamentación. Es además gerente de diversas asociaciones de los sectores de climatización y ventilación, y participa como miembro corporativo de UNE AENOR en los varios comités y grupos de trabajo donde se aprueban las normas UNE y UNE EN. Es además experto acreditado en seguridad y calidad industrial en el CEN, Comité Europeo de Normalización. Un “curriculum vitae” realmente impresionante.
En su esfera más personal, José Luis es jugador federado de ajedrez y compite en torneos nacionales e internacionales, cuando sus muchas obligaciones se lo permiten.
Un protagonista de altura que en esta entrevista responde a Iberext sobre la salud del sector de la seguridad contra incendios y su futuro más próximo.
1. ¿El asociacionismo en el sector de la Protección Contra Incendios es un indicador fiable de su salud?
Sin duda. Hubo un tiempo en que las empresas de protección contra incendios no se unían a las distintas asociaciones del sector porque creían que se pondrían al descubierto sus carencias, y serían susceptibles de ser sancionadas por las autoridades. Últimamente es de agradecer el esfuerzo de los comités normalizadores españoles, así como las iniciativas legislativas del Ministerio de Industria, que han dado un gran espaldarazo a la seguridad y calidad industrial en nuestro país.
Ya no se transmite a las empresas, por muy pequeñas que sean, un mensaje de miedo, sino de divulgación de la normalización y de la reglamentación, de la forma en que pueden cumplir mejor con sus obligaciones y atender con calidad a sus clientes. Las empresas han percibido que las asociaciones estamos para ayudarles a crecer, prestándoles asesoramiento técnico y jurídico necesarios, y todo este esfuerzo de divulgación se ha traducido en que en los últimos tiempos las asociaciones han incrementado notablemente el número de sus miembros.
Incluso han pasado a formar parte de las mismas grandes corporaciones, porque, cuanto mayor es su volumen de negocio, más asesoramiento técnico van a necesitar para poder realizar su actividad en parámetros de calidad y de seguridad.
En las asociaciones nos tomamos las cosas en serio. Si hay incremento de asociacionismo ello redunda en la buena salud de la seguridad contra incendios en general, pues desde las asociaciones formamos a nuestros socios para que hagan las cosas correctamente, y además les argumentamos por qué es necesario. Además, las empresas asociadas comprueban que realizar las cosas correctamente resulta que no les supone más gastos sino, al contrario, incrementa su cuenta de beneficios.
2. ¿Las asociaciones del sector del PCI trabajan realmente por la mejora en los servicios tanto de empresas como de los usuarios finales?
Aquí hay que diferenciar. Hay empresas, la mayor parte del sector de la PCI, que cumplen todos los requisitos legales que la legislación les impone para lograr la consideración de instalador o mantenedor habilitado, y estas empresas trabajan duramente todos los días por mejorar el servicio que prestan a sus clientes en cuanto a la prevención y extinción de los incendios.
Sin embargo, en el sector de la PCI, todavía pululan no pocos de los que llamamos “piratas”, empresas que han presentado por trámite electrónico ante la dirección general de Industria de la Comunidad de Madrid o de cualquier otra, una mera declaración responsable que, ya desde su misma presentación, les habilita para instalar y mantener equipos y sistemas PCI, sin cumplir en cambio ni uno solo de los requisitos que los reglamentos exigen para el cumplimiento de dicha actividad de instalador mantenedor.
El problema, como siempre, es que a las asociaciones no nos consta qué están haciendo al respecto los departamentos de Industria de las Comunidades Autónomas. ¿Están comprobando todas las declaraciones responsables que se presentan, que, no olvidemos, tienen consideración de declaraciones juradas, y donde si se miente se incurre, aparte de en infracción administrativa muy grave, también en un delito penal? Si no están comprobando todas, ¿qué porcentaje de declaraciones responsables de las presentadas se están comprobando? ¿Se está comprobando alguna o aquí vale todo?
Hemos acudido a reuniones con la dirección general de Industria de la Comunidad de Madrid a interesarnos por estos temas, y aun no nos han proporcionado datos concretos sobre qué porcentaje de las declaraciones responsables presentadas se comprueban posteriormente.
3. Este año han sido varios los cambios normativos que han tenido efectos destacados en el sector de protección contra incendios. ¿Cómo valora esos cambios? ¿Son
suficientes?
Los cambios normativos siempre son válidos, pero no son suficientes porque tardan mucho en aparecer, y la legislación siempre va por detrás de los avances técnicos.
Yo soy abogado. No soy fabricante ni soy dueño de una empresa instaladora ni mantenedora de PCI. No tengo intereses directos en estos asuntos. Pero cuando acudo a reuniones de comités normalizadores, a veces me da la impresión de que hay otros intereses en juego ajenos al propio concepto de la seguridad o de la calidad industrial.
Efectivamente, los cambios normativos que aparecen publicados en el BOE en los últimos años han supuesto un gran avance en el logro de una debida seguridad jurídica en el mundo de la seguridad contra incendios, pero nunca he entendido la disparidad existente entre la normalización industrial y la reglamentación legal. Hay un buen número de normas UNE que no son de obligado cumplimiento, simplemente porque no son citadas por ninguna reglamentación legal. Quien tiene la última palabra a tal respecto, es siempre el Ministerio de turno.
La gran pregunta que nos podemos hacer es acerca de los motivos por los que, por ejemplo, el Ministerio de Industria no cita nunca determinadas normas UNE o versiones de normas UNE. Debería haber cierta correlación entre normalización y reglamentación.
4. ¿Cómo ve entonces el futuro inmediato del sector de seguridad contra incendios en España?
Con gran preocupación. Nunca hemos tenido el grado de profesionalidad en el sector que tenemos ahora. Nunca los Ingenieros han tenido tantos conocimientos necesarios para realizar un proyecto en condiciones. Pero nos estamos anquilosando en los conceptos y falta por innovar y sobre todo por ensayar y comprobar. El papel lo soporta todo. Cada día se pretende más justificar la seguridad de una instalación en base a cálculos informáticos. No se está poniendo a prueba ni a ensayo real los nuevos equipos y sistemas que van apareciendo. De la experiencia es de lo que aprende el ser humano, no de las inteligencias supuestamente infalibles, en realidad claramente manipulables, de los cálculos basados en un software.
Por otro lado, en el sector hay una gran preocupación por cómo vamos a abordar un problema que ya es una realidad: el incendio causado por baterías eléctricas, sean de litio incorporado a un vehículo aparcado en un parking, o procedentes de paneles solares fotovoltaicos en cubiertas de naves industriales, de oficinas o de comunidades de vecinos.
Ha habido ya multitud de experiencias lamentables en todo el mundo con este tipo de fuegos y las consecuencias son terribles. El problema es que ni el sector de la Protección Contra Incendios ni los Bomberos saben qué hacer con este tipo de incendios, y no hay ninguna sensibilidad al respecto ni en ministerios ni en comités normalizadores españoles o europeos. Al menos esa es mi impresión personal.
Aunque ya existen en el mercado nuevos agentes extintores específicos para incendios de baterías de litio que están dando buenos resultados, no existe todavía normativa al respecto.
Esperemos que se vayan creando grupos de trabajo en normalización y comités de expertos en los ministerios, para afrontar el problema de lo que ya es una realidad, el fuego de origen eléctrico de baterías de coches y de placas fotovoltaicas.